(Pbro. Gil Ruiz)
Sanare 12/12/1964
En el año 1652 se apareció la Virgen,
por primera vez, al Cacique de los Indios Coromotos y a su esposa, caminando
sobre las cristalinas aguas del Río Guanaguanare (Guanare como decimos ahora),
incitándoles a la conversión y el bautismo.
El sábado 8 de septiembre de 1652 se
apareció de nuevo la “Bella Mujer” estando en el bohío el Cacique Coromoto, su
esposa, la hermana de su esposa llamada Isabel y un hijo de esta de 12 años. La
virgen dejó en la mano del Cacique una diminuta imagen.
El Cacique Coromoto se pone en
comunicación con un hombre “español honrado y buen cristiano” llamado Juan
Sánchez, que mandó sacar una copia año y medio después de la aparición, el 2 de
febrero de 1654 de la “verdadera efigie” para que los indios no perdiesen el
recuerdo, ya que la original fue llevada a Guanare por el Cura y Vicario Diego
Lozano, y la primera copia se quedó en Saporo a orillas del Río Guanaguanare.
Esta copia es la misma que el Cacique
Tabares se llevó al bosque cuando Fray José de Nájera regresó a Caracas en
1670. La misma que Marcos Paredes de San Nicolás colocó en la segunda fundación
de “Aparición de Coromoto”. La misma que el Pbro. Buenaventura Egurrola colocó
en la fundación de Tucupido en 1778.
En 1924 el Pbro. Félix Ignacio
Quintana se enteró de que la vieja iglesia de Tucupido se había derrumbado y
encomendó el cuidado de la preciosa imagen a una familia piadosa, a la señorita
Rosa Oráa. Estando para morir esta señorita, fue trasladada a Guanare y no
permitió dejar a nadie la imagen, sino al P. Quintana: Ella la había recibido
de él y sólo a él la entregaría, amenazando con tragarse la imagen si no le
prometían entregársela al Pbro. Quintana.
Por aquel entonces, Guanare y
Barquisimeto pertenecían a la misma Diócesis y el Pbro. Quintana era párroco de
Sanare desde el 13 de junio de 1933, enterado de la muerte de la señorita Rosa
Oráa acudió inmediatamente a Guanare, y con autorización del Obispo, trajo a
Sanare la preciada imagen en 1934.
El Pbro. Quintana colocó la imagen en
una antigua custodia de plata, fabricada en el año 1744. La custodia tiene,
pues, para este año Mariano de 1987, decretado por el Papa Juan Pablo II, 243
años y la imagen 333 años.
Los Padres Paúles, que
atienden la Parroquia de Santa Ana desde el año 1977, entronizaron solemnemente
la imagen de Nuestra Señora de Coromoto de Sanare, en la hornacina actual el 14
de febrero de 1981, después de una misión general en el pueblo y Caseríos de
todo el Distrito. Presidió este acontecimiento el Arzobispo de Barquisimeto
Críspulo Benítez Fonturvel, siendo párroco de Santa Ana el P. Juan Ibañez y
asistiendo muchísimos sacerdotes y fieles.
Primera copia Imagen de la reliquia Patronal de Nuestra Señora de Coromoto, se venera en Sanare-Lara, incrustada en una estrella de oro, dentro de su antiguo relicario de plata.
MR QUINTANA
MR QUINTANA
Un ilustre
sacerdote guanareño, honra y gloria del clero diocesano, en los años de
ferviente apostolado parroquial, la trajo un día sobre su pecho a Sanare para
fundar un centro coromotano de piedad.
.
DE GUANARE A SANARE
Hace cerca
de 25 años, llego a Sanare en cofre humilde la primera copia-imagen de Ntra.
Sra. de Coromoto. Venia de Guanare y la trajo un coromotano guanareño con
autorización del obispo: el Pbro. Félix Ignacio Quintana.
Con ella
traía un mensaje: formar en la montaña alta un centro coromotano de piedad.
Los años
han pasado. La preciosa imagen se conserva en una custodia de plata y su
historia es alma viviente del pueblo Sanareño.
. Con
ocasión de celebrarse el primer centenario de la declaración dogmática de la
Inmaculada Concepción y la clausura del Año Mariano
Hoy
millares de sanareños invocan su protección; mañana, millares de larenses
levantaran la vista hacia la montaña de Sanare e invocaran su poderosa intersección.
Que la
diócesis de Barquisimeto posea la primera copia de la Reliquia Patronal parece
lo mas natural y justiciero; natural: si Guanare eclesiásticamente desde muchos
años venia unido a Barquisimeto en una diócesis, nada más natural que siendo
asiento de la misma manera Imagen. Justiciero: si al separarse hoy Guanare de
Lara, porque así lo pedía el Santuario Nacional, se hubiese pensado en un
símbolo o recuerdo coromotano del tiempo anteriormente unido, sin duda se
hubiera ocurrido a la Primera Copia de la Reliquia Patronal.
Pero ya la
Virgen lo había previsto todo como en las bodas de Caná: vinun non habent y le
dio el vino de su amor y de su recuerdo en la pequeña imagen.
LA VIRGEN PEREGRINA
Existe en
Sanare un intenso afecto a las peregrinaciones a Guanare creado por Mr.
Quintana y por eso no es difícil organizar peregrinaciones masivas en Sanare,
pues la mayor parte de la gente pobre hace sus economías para anotarse
peregrino de Guanare.
Creemos que
la facilidad de peregrinar que hay en Sanare se debe a nuestro sentir
providencialista a la Virgen peregrina. Quien lea la historia de la Coromoto de
Sanare vera en ella el cuadro de una preciosa Virgen peregrina: peregrino en la
selva con los Cospes, peregrino en los pueblos que se fundaron y peregrino en
el pecho de un levita cuando viajo de incognito a fundar su Santuario de
Sanare. Y seguirá peregrinando en los caseríos de la montaña y los pueblos del
Estado para darse a conocer en el ánimo de sus hijos.
En el año 1652 se apareció la Virgen,
por primera vez, al Cacique de los Indios Coromotos y a su esposa, caminando
sobre las cristalinas aguas del Río Guanaguanare (Guanare como decimos ahora),
incitándoles a la conversión y el bautismo.
El sábado 8 de septiembre de 1652 se
apareció de nuevo la “Bella Mujer” estando en el bohío el Cacique Coromoto, su
esposa, la hermana de su esposa llamada Isabel y un hijo de esta de 12 años. La
virgen dejó en la mano del Cacique una diminuta imagen.
El Cacique Coromoto se pone en
comunicación con un hombre “español honrado y buen cristiano” llamado Juan
Sánchez, que mandó sacar una copia año y medio después de la aparición, el 2 de
febrero de 1654 de la “verdadera efigie” para que los indios no perdiesen el
recuerdo, ya que la original fue llevada a Guanare por el Cura y Vicario Diego
Lozano, y la primera copia se quedó en Saporo a orillas del Río Guanaguanare.
Esta copia es la misma que el Cacique
Tabares se llevó al bosque cuando Fray José de Nájera regresó a Caracas en
1670. La misma que Marcos Paredes de San Nicolás colocó en la segunda fundación
de “Aparición de Coromoto”. La misma que el Pbro. Buenaventura Egurrola colocó
en la fundación de Tucupido en 1778.
En 1924 el Pbro. Félix Ignacio
Quintana se enteró de que la vieja iglesia de Tucupido se había derrumbado y
encomendó el cuidado de la preciosa imagen a una familia piadosa, a la señorita
Rosa Oráa. Estando para morir esta señorita, fue trasladada a Guanare y no
permitió dejar a nadie la imagen, sino al P. Quintana: Ella la había recibido
de él y sólo a él la entregaría, amenazando con tragarse la imagen si no le
prometían entregársela al Pbro. Quintana.
Por aquel entonces, Guanare y
Barquisimeto pertenecían a la misma Diócesis y el Pbro. Quintana era párroco de
Sanare desde el 13 de junio de 1933, enterado de la muerte de la señorita Rosa
Oráa acudió inmediatamente a Guanare, y con autorización del Obispo, trajo a
Sanare la preciada imagen en 1934.
El Pbro. Quintana colocó la imagen en
una antigua custodia de plata, fabricada en el año 1744. La custodia tiene,
pues, para este año Mariano de 1987, decretado por el Papa Juan Pablo II, 243
años y la imagen 333 años.
Los Padres Paúles, que atienden la
Parroquia de Santa Ana desde el año 1977, entronizaron solemnemente la imagen
de Nuestra Señora de Coromoto de Sanare, en la hornacina actual el 14 de
febrero de 1981, después de una misión general en el pueblo y Caseríos de todo
el Distrito. Presidió este acontecimiento el Arzobispo de Barquisimeto Críspulo
Benítez Fonturvel, siendo párroco de Santa Ana el P. Juan Ibañez y asistiendo
muchísimos sacerdotes y fieles.
RESEÑA DE LA RECEPCION DE NUETRA SEÑORA DE COROMOTO DE SANARE EN
BARQUISIMETO.
El 6 de diciembre de 1954, a las 6 de
la tarde p.m. hizo su entrada triunfal en Barquisimeto la preciosa imagen de
Nuestra señora de Coromoto, primera copia de la reliquia patronal.
Mas de diez mil personas se habían
dado cita en el Obelisco para recibir la preciosa imagen que viajaba
conjuntamente con nuestra señora de Altagracia, de Quíbor, y la Valvanera, del
Tocuyo.
Entre lirios y azucenas, calas,
margaritas, rosas, gladiolas y nardos, primorosamente colocadas por delicadas
manos femeninas en unas esplendidas carrozas con alusión típica de 1962, bajó
de las montañas de Sanare y continuó su
marcha escoltada por más de 200 carros.
En el Obelisco, presenciando el
desfile, estaba el excelentísimo señor Obispo diocesano, acompañado de varios
sacerdotes.
En aquel sitio levanto su verbo lirico
y robusto el profesor Pastor Cortez, quien como buen quiboreño, aplicó
expresiones poéticas del cantar de los cantare a Nuestra Sra. de Altagracia.
Durante el trayecto, niñas de los
diversos colegios apostados en las avenidas fueron recitando con sus vocecitas
de plata versos a la virgen.
En la plaza la mora o de Juan de
Villegas, el celentísimo señor Obispo diocesano, recibió a las preciosísimas
imágenes con una bellísima alocución, y el hermano Nectario María, insigne
historiador coromotano, se refirió especialmente a la Coromoto de Sanare.
La preciosa imagen de la Coromoto
siguió hacia la Concordia por la Av. Vargas escoltada por un numeroso grupo de
ciclistas y cortejada por militares de fieles coromotanos.
En la plazoleta Vargas la señorita Petra
Mercedes Quintana dio un saludo de bienvenida y frente a la capilla provisional
de la Concordia se dejo oír la palabra emocionada y patriarcal del Hmo. M.
Félix Ignacio Quintana. Su voz autorizada, su palabra de oro, fue como un
solemne testamento promulgado ante una inmensa muchedumbre que se apretaba
contra la carroza de la Virgen. También la nena Suarez tenia un hermoso
discurso para la Coromoto Sanareñas.
Cinco días permaneció la preciosa
imagen en Barquisimeto, durante los cuales fue objeto de numerosos homenajes:
misas solemnes, sermón del Obispo, intervención del coro musical del seminario,
visitas a instituciones, etc. Lo importante de esta visita a Barquisimeto, la
podríamos concretar en dos razones principales; en que se hizo conocida de la
colectividad barquisimetana y que fue proclamada públicamente como imagen
preciosa por su antigüedad y culto.
Prueba de nuestro amor fiel fue
colocada en una estrellita de oro, adornada con una esmeralda, y es nuestro
deseo que esa antigua custodia de plata, que hoy luce sencillos abalorios, sea
enriquecida con piedras preciosas por las familias sanareñas o devotos
coromotanos como un grato homenaje a la antigua imagen sanareña.