RENATO AGAGLIATE.
RENATO AGAGLIATE MIEMBRO HONORARIO DE LA FUNDACION SOHIASA.
BIOGRAFIA DEL PROFESOR RENATO DE VARIOS AUTORES.
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
ESTADO LARA
MUNICIPIO ANDRES ELOY BLANCO SANARE
Email funsohiasa@gmail.com .BLOGS:
funsohiasa.Blogspot.com. Telf. 0416-8491151, 0412- 0378950- 0253-4490386
El Maestro
Renato Agagliate, miembro Honorario de la Fundación SOHIASA.
La Fundación SOHIASA activará todos los mecanismos
estatutarios para la celebración del CUATRICENTENARIO DE SANARE 2.020 y luchará
inicialmente por rescatar los principios y valores religiosos, históricos
patrimoniales, Científico, culturales de todos los sectores del Municipio
Andrés Eloy Blanco y muy especialmente exaltar individualidades que hacen e
hicieron importante vida pública en nuestro Municipio.
Con
fundamento a estas iniciativas la Fundación SOHIASA acordó hacerle un merecido
Homenaje al Maestro Renato
Agagliate quien nace en Piamonte, un
pueblo de Italia, en 1933 y en los ultimos años de su vida
se los dedicó con mucho arraigo, fuerza, fortalece y amistad, al desarrollo de Sanare y es nombrado,
entonces: Miembro Honorario de la Fundación SOHIASA.
Hemos recogido
varias exposiciones realizadas por amigos estudiosos de la vida y obra del
escritor Renato Agagliate.
BIOGRAFÍA DE RENATO AGAGLIATE
Nació el 2 de marzo de 1930
en La Serra di
Capriglio, Piamonte, Italia. Docente y escritor, fundador de la Biblioteca de Sanare,
aparte de músico, cuentista, investigador, estudioso de las lenguas indígenas,
escritor de poemas y ecologista.
Se vino a Venezuela en el año
1949 a
la edad de dieciséis años, y desde su llegada se dedica a estudiar en la Escuela Normalista
de Caracas. La labor de la docencia lo lleva además de la capital, por
Valencia, Valera, Barcelona y el Amazonas.
A principios de la década de
1950 fue maestro en varios lugares de Caracas entre los que recuerda, Los
Mecedores de Catia, Boleíta y Sarría. A la vez dictaba clase de música a
particulares, actividad a la cual también le ha dedicado empeño sembrando
semillas por su camino. Se formó integralmente con la Orden de Los Salesianos.
Desde joven, el tema lingüístico lo motivó. Además de hablar piamontés,
italiano y español, ya traía de Europa el francés y el griego, siendo su madre
griega y su padre italiano.
En 1959, gracias a una orden
de la congregación a la cual pertenecía, logró ir a los Estados Unidos a
perfeccionar sus estudios de inglés por un año. Después de haber realizado sus
estudios se desempeña como encargado de la Editorial Salesiana
y estando allí, publica varios cuentos, poesías infantiles y artículos de su
repertorio. En esa época sus escritos aparecen bajo el seudónimo de “Filadelfo
Arriaga” en revistas tales como Tricolor, Arco Iris y otras, así como en
distintos diarios de circulación.
En el año 1963, empieza a
visitar al entonces Territorio Federal Amazonas, como acompañante del
investigador y sacerdote Luis Cocco, quien publica más adelante un libro sobre
los Yanomami titulado “Quince Años entre los Yanomamis”. El padre Cocco pidió
ser acompañado por Renato, ya que no sabía hablar muy bien el español. En el
Amazonas compartió la vida con los indígenas que murieron a causa del paludismo
y él también quedó afectado por la enfermedad. En 1968 contrae matrimonio. Se
traslada a Caracas y en 1977, el doctor Félix Pifano le recomendó mudarse para
una zona fresca y montañosa donde no pudiera ser atacado nuevamente por el
zancudo. Es por eso que llegan a Sanare, Estado Lara, donde, de acuerdo con sus
palabras, es regocijado por el agradable clima y la hospitalidad de su gente,
así como por los hermosos paisajes.
En Sanare empezó a dictar
clases de inglés a particulares y también en el liceo nocturno como profesor ad
honorem. También imparte clases de música y realiza arreglos musicales. En esta
época escribió diversos himnos y trabajó en la Escuela de Música “Daniel
Ortiz”. Cuando se instala en Sanare combinaba su labor de docente en las áreas
de inglés y de música a particulares con la fotografía, labor que desarrollaba
para enriquecer sus propias investigaciones. Tanto es así que es recordado y
reconocido por la realización de montajes de cuentos, coplas y poesías en
diapositivas.
En 1979, por postulación de la Directora de la Biblioteca Nacional
de Caracas para la fecha, Virginia Betancourt, queda encargado de la Biblioteca Pública
“Andrés Bello” de Sanare, trabajo que desempeñó hasta el año 2005, en que sale
jubilado, por más de 25 años. Estando allí, hizo germinar en muchas personas,
no sólo la dedicación al trabajo social y cultural sino los verdaderos matices
del humanismo y la importancia de la ecología.
Mucho es el aporte a nuestra
historia contemporánea y por su apoyo documental mediante fotografías y
diversos registros que aún conserva. Entre sus obras, libros y premios más
destacados están: Premio Nacional de Literatura Infantil en 1969, Premio Banco
del Libro en 1971, Festival del Niño, al indigenismo y a la ecología;
Iyeguetiri “Quince años entre los Yanomamis” en 1972, “Yo soy Napeyoma” en
1984, “Las quintillizas de El Tocuyo” en 1987, “El río que tenía alas” en 1992
y “Había un árbol que quería ser libro” en 1997. También le publicaron diversos
cuentos y escritos de investigación en diferentes libros, revistas y periódicos
como: Tricolor, Onza - Tigre y León,
Barquito, Suplemento del Carabobeño, Uyapar, El impulso, Diario de
Carora, Kai-na, Iglesia en Amazonas, otros. Ha recibido la orden Jacinto Lara
en su primera y tercera clase por la Gobernación del Estado Lara, así como la orden
Alejo Zuloaga como personaje ilustre, por parte de la Universidad de
Carabobo.
Quien me ayuda con la biografía de Renato Agagliate??
Renato Agagliate
Biografía
El Maestro Renato Agagliate nace en Piamonte, un pueblo de Italia, en 1933, en
pleno período político de Mussolini. Los recuerdos de la infancia se debaten,
por un lado, entre el impacto en la vida cotidiana de la presencia militar y en
particular de los nazi alemanes, y todo el atropello que significó a los
derechos humanos. Y por otra parte, en la reverberancia de la vida campesina
piamontina sana, con cultivos de avena, cebada, trigo sin ningún veneno y la
familia apegada al mundo rural.
Se vino a Venezuela en el año 1949
a la edad de dieciséis años, y desde su llegada se
dedica a estudiar en la
Escuela Normalista de Caracas. La labor de la docencia lo
lleva al joven Renato, además de la capital, por Valencia, Valera, Barcelona y
el Amazonas. A principios de la década de 1950 fue maestro en varios lugares de
Caracas entre los que recuerda, Los Mecedores de Catia, Boleíta y Sarría. A la
vez dictaba clase de música a particulares, actividad a la cual también le ha
dedicado empeño sembrando semillas por su camino.
Se formó integralmente con
la
Orden de Los Salesianos. Desde joven, el tema lingüístico lo
motivó. Además de hablar piamontés, italiano y español, ya traía de Europa el
francés y el griego, siendo su madre griega y su padre italiano.
En 1953, se publica una obra del investigador Lisandro Alvarado titulada
Lexicografía Típica de Venezuela, cuya lectura le llamó mucho la atención a
Renato y le despierta más aún el interés por la investigación toponímica que lo
encaminó a indagar sobre nuestras lenguas aborígenes.
En 1959, gracias a una orden de la congregación a la cual pertenecía, logró ir
a los Estados Unidos a perfeccionar sus estudios de inglés por un año. Después
de haber realizado sus estudios se desempeña como encargado de la Editorial Salesiana
y estando allí, publica varios cuentos, poesías infantiles y artículos de su
repertorio. En esa época sus escritos aparecen bajo el seudónimo de “Filadelfo
Arriaga” en revistas tales como Tricolor, Arco Iris y otras, así como en
distintos diarios de circulación.
En el año 1963, empieza a visitar al entonces Territorio Federal Amazonas, como
acompañante del investigador y sacerdote Luis Cocco, quien publica más adelante
un libro sobre los Yanomami titulado Quince Años entre los Yanomamos. El padre
Cocco pidió ser acompañado por Renato, ya que no sabía hablar muy bien el
español. Renato agrega:
“Desde niño en Piamonte me encantaba la montaña, vivía anonadado de sus
bondades y estando allí como acompañante, cuántas cosas aprendí de los
indígenas, su lengua, su modo de vida, la capacidad de organización común,
¡cuánto me enseñaron! y los valores aprendidos de mi mamá como el amor a la
gente y a la naturaleza fueron ratificados ...”
La docencia y la investigación lo alejan de la congregación para dedicarse a
estas labores. Mucho es el aporte a nuestra historia contemporánea por su apoyo
documental mediante fotografías y diversos registros que aún conserva. Por otra
parte, para 1968 contrae matrimonio.
En el Amazonas compartió la vida con indígenas que murieron a causa del
paludismo, y él también queda afectado por la enfermedad. Entonces se traslada
a Caracas y vive alquilado en un apartamento que en nada se parece al paraíso
que dejó atrás. Quiere irse a vivir al oriente, pero su esposa es de occidente
y deciden una zona intermedia.
En 1977, el doctor Félix Pifano le recomendó mudarse para una zona fresca y
montañosa donde no pudiera ser atacado nuevamente por el zancudo. Es por eso
que llegan a Sanare, Estado Lara, donde, de acuerdo con sus palabras, es
regocijado por el agradable clima y la hospitalidad de su gente, así como por
los hermosos paisajes.
En Sanare empezó a dictar clases de inglés a particulares y también en el liceo
nocturno como profesor ad honorem. También imparte clases de música y realiza
arreglos musicales. En esta época escribió el Himno a la Escuela de Música Daniel
Ortiz de Sanare.
Cuando él se instala en Sanare combinaba su labor de docente en las áreas de
inglés y de música a particulares con la fotografía, labor que desarrollaba
para enriquecer sus propias investigaciones. Tanto es así que él es recordado y
reconocido por la realización de montajes de cuentos, coplas y poesías en
diapositivas. Dice con sus propias palabras
"... mediante las fotografías, comenzó gente a contactarme y así conocí a
tantos personajes que aún admiro, (...) conocí muchas variedades silvestres de
flores, frutos, animales que hoy ya no están..."
Su trabajo con las distintas escuelas todavía consiste en agarrar su maletín, el
proyector de diapositivas y compartir con los más pequeños todo un material
didáctico creado por él, que expresa la importancia de querer y respetar a la
“madre naturaleza”. También sus vivencias con los Yanomami están respaldadas
con sus propias fotos.
En 1979, por postulación de la
Directora de la Biblioteca Nacional
para la fecha, Virginia Betancourt, queda encargado de la Biblioteca Pública
Andrés Bello de Sanare, trabajo que desempeñó hasta hace muy poco. Estando
allí, ha hecho germinar en muchas personas, no sólo la dedicación al trabajo
social y cultural sino los verdaderos matices del humanismo y la importancia de
la ecología.
Se graduó de ecologista compartiendo las vivencias de los Yanomami en el
Amazonas, cuyo modo de vida y sistema de organización aun lo asombra. Él cuenta
que inicialmente fue un admirador de las ideas del progreso norteamericano,
pero el estar en la selva amazónica lo enseñó que el sistema de vida de las
comunidades indígenas es mejor que el de nuestra civilización, porque ante todo
“piensan en el colectivo” y respetan el equilibrio en la naturaleza. Desde hace
años plantea que las soluciones a los grandes problemas radica en la visión
ecológica de las cosas como hacen los Yanomami. Dice palabras tales como:
“Hemos copiado formas norteñas de desarrollo, destruyendo nuestro derecho a una
identidad auténtica y diferente de los modelos fracasados de Euroccidente (...)
la ecología tiene la solución que en vano buscamos en la economía. Aquí vamos a
empezar de nuevo antes que la destrucción no nos permita hacerlo...”
Desde que llegó a Lara no ha parado de luchar contra el monocultivo, los
plaguicidas y los terratenientes. Su prédica aún continua, promueve el que a
los campesinos se les permita trabajar dignamente la tierra, respetando la
naturaleza y aprendiendo de ella. No que sean obreros de otros, que sólo
producen para satisfacer los mercados de las ciudades, sin considerar al ser
humano y a la
Madre Tierra.
Fuente:
[url]http://www.bioparques.org/rea_aliados/documentos.htm[/url]
Renato Agagliate
Fuente: Sanare Cultural.
Se
trata de Renato Agagliate, maestro, ecologista, músico, lingüista y escritor
nacido en Piamonte, pueblo italiano, en 1933. Un hombre que por azares de la
vida llegó a Venezuela, y que con los años terminó internándose en las montañas
de Lara.
En
estas tierras de Sanare, pueblo situado a 100 kilómetros de Barquisimeto,
la capital de Lara, encontró en la enseñanza una razón sublime para vivir, y
que hoy, Día Nacional del Maestro “reivindicamos su lucha por la enseñanza, por
el rescate de las culturas ancestrales y su batalla a favor de la vida”.
Esto
último lo expresó Lila Tamayo, una de las integrantes de la Red de Aliados de los Parques
Nacionales Terepaima y Yacambú, quien recordó que la niñez del maestro
Agagliate transcurrió “entre soldados nazis, debido al fascismo italiano
instaurado por Mussolini”.
Agregó
que su niñez transcurrió también “en la vida campesina piamontina sana, con
cultivos de avena, cebada, trigo sin ningún veneno y la familia apegada al
mundo rural”.
RENATO AGAGLIATE
Por Carmen Martínez
Nuevamente las
actividades en esta semana, de la Iniciativa REGALANDO
PASIÓN POR LA LECTURA
en La E.B.E
Gustavo Fuenmayor, fueron realizadas para un solo grupo conformado por alumnos
de 3ero, 4to, con ellos estuvieron la docente CRA Aleida Chávez y la docente de
5to grado Ninoska Ballera. De más está decir que fue una experiencia
maravillosa y excelente, los alumnos participaron en su gran mayoría, invité
aquellos que todavía no se manifiestan ni espontáneamente, ni siquiera durante
las competencias de saberes que propicio para hacerla más dinámica e interesante,
porque veo como se motivan por competir y ganar.
El título de este
relato lleva el nombre del escritor que esta semana fue motivo de dos
actividades, brindándonos dos cuentos hermosos llenos de muchas lecciones y
aprendizajes, principios y valores, uno en esta escuela y el otro se les
leyó a los alumnos de la U.E.N
Bello Monte… este escritor de cuentos es RENATO AGAGLIATE, italiano de
nacimiento, huyó del fascismo de su país natal Italia y se enraizó en Sanare
estado Lara/Venezuela como un venezolano más, enamorado de esta tierra que lo
adoptó y a la que escribe y describe en todo su trabajo, con su flora, su
fauna, su ambiente, su gente, sus alumnos, Renato Agagliate ha sido maestro
rural, músico, ecologista, lingüista y escritor de cuentos lo que lo hace todo
un personaje que admirar e imitar, así se los hice ver a todos estos alumnos y
docentes que tuvieron la dicha de conocerlo a través de sus cuentos.
Les llevé la lectura
del cuento titulado El Cocuyo y las estrellas tomado
del libro, Cuentos de Renato. Editado y distribuido por Fe y Alegría. De
principio a fin escucharon con atención esta lectura, muy pocas distracciones,
los alumnos que se están reuniendo aún hay algunos que se distraen pero no
molestan ni entorpecen la buena marcha de la lectura. Vamos ganando terreno,
lamentable algunos de los niños que lo hacían ya no vienen a clases, los he
visto por los alrededores y preguntado porque no van a clases no responden…
esto es lo más triste y una de las razones por la que me embarque y he motivado
a muchos amigos y conocidos en esta iniciativa, los niños que leen,
comprenden, escriben, interpretan, investigan, se motivan a ser independientes
y creativos, se comunican o se expresan de cualquier forma, serán críticos,
reflexivos e internalizaran todo lo que aprendan… no caen en las estadísticas
de la deserción escolar.
Este cuento de Renato,
cuyo personaje principal es un cocuyo que quiere ser como sus hermanas las
estrellas que con su luz inundan el cielo más oscuro, mientras que la de él se pierde
en la noche, con algo de envidia o baja autoestima, desea verlas, llegar hasta
donde están, uno se imagina que para verlas de cerca, ver como es esa luz, de
que viene o su fuente, se propone llegar hasta allá y para ello pregunta a una
vieja y sabia ardilla ¿cómo llegar al cielo?, ¿qué camino tomar?, ésta muy
sabia le responde que no conoce que haya un camino al cielo, pero que si quiere
pruebe subir hasta a lo más alto de un jabillo y así lo hace este cocuyo, solo
para darse cuenta que aun en el copito de este árbol las estrellas se ven tan
lejanas, su impotencia es tal ante su cruel realidad, es imposible llegar al
cielo, llegar lo más cerca que quiere de las estrellas, que se rinde y rompe en
un llanto desconsolador.
Pero algo lo hace
reaccionar un pequeño pichón de azulejo lo ve desde un nido que esta una rama
más abajo que la de él, y le dice a su madre mira la estrella que esta sobre
nuestro nido… palabras mágicas para alguien que se consideraba menos que una
estrella, a partir de allí toma conciencia de que era también una estrella y
podía iluminar muchos nidos, hacer felices a otros con su luz y ser el feliz
también aceptándose como era… una estrella, un cocuyo con su propia luz, que
también se veía en las noches oscuras aunque a veces la nublara una neblina o
se perdiera en la inmensidad de la noche.
El cocuyo aprendió a
quererse tal como era, a que no hay que envidiar a las estrellas y por tanto ya
no le importaba remontar el cielo para verlas. El no necesitaba estar tan alto
para llevar su luz, solo importaba estar a la altura de quien apreciara ese don
que tenía de iluminar y dar alegría a los pichoncitos en sus nidos como ese
pichoncito de azulejo que dijo que era una estrella. Aprendió a valorarse y a
tener autoestima, uno es el que tiene que quererse y ver que vale, que es
talentoso y ¿porque no? famoso como este cocuyo que nos imaginamos lo esperaban
en las noches para verlo brillar desde una rama más baja.
Todo esto resulto de
la comprensión lectora, de la participación de todos los niños, los pequeños
estaban a la par de los más grandes, fue bonito verlos competir demostrando con
ello su atención y participación, entendiendo con sus propias palabras que no
hay que envidiar, que como dijo la docente Ninoska Ballera todos y cada uno de
nosotros fuimos bendecidos con un don o talento, y que nos hace especiales,
únicos, que solo debemos descubrirlo y mostrarlo al mundo, utilizarlo para
hacer el bien siempre, que la envidia es algo que debemos evitar, no debemos
menospreciar lo que somos así no tengamos las mismas cosas que otros, casa,
trabajo, vestidos, zapatos, televisor, videojuegos, entre tantas cosas que a
veces envidiamos de los demás.
Antes de terminar la
comprensión lectora les pregunte a las docentes si ellas al igual que la vieja
y sabia ardilla creían que no había un camino para llegar al cielo, la docente
Ninoska dijo que todos alcanzamos llegar al cielo cuando morimos, les volví a
decir si no había otra forma de hacerlo, estando muy vivos… les dije que si
somos creyentes tenemos una manera más hermosa y rápida para llegar al cielo… y
es la oración, la oración nos acerca a Dios, conversamos con Dios, y si
hablamos con Dios estamos en cielo…vamos y venimos a través de la oración. Que
hermoso vehículo tenemos directo hasta allá.
La observación final
acerca de la actividad de la docente Ninoska Ballera fue igual de interesante:
“La actividad de lectura relacionada al cocuyo y las estrellas, del autor
Renato Agagliate nos enseñó al grupo docente y estudiante a valorarnos como
individuos propios para este mundo tan cambiante y existente. A su vez
complementando con los valores y antivalores que se manifestaron en dicha
lectura. Fue fructífera y provechosa. Me gustó mucho.”
La Docente CRA Aleida Chávez, en su
observación final de la actividad, nos comentó que “El cuento nos enseñó a ser
más personas con los valores; los niños y niñas participaron con mucha
responsabilidad. Muchas felicitaciones”
Es importante resaltar
que todos y cada uno de nosotros debemos ser agradecidos con Dios y la vida, hay
dones y talentos que vienen de Dios, muchas destrezas y competencias que a lo
largo de la vida vamos aprendiendo y con ella nos vamos formado y modelando,
aprendidas por nosotros mismos o con la ayuda u apoyo de otros. Todo eso nos
hace brillar en nuestros propios entornos, como cocuyos o como estrellas, no
envidiemos, por el contrario trabajemos para lograr lo que deseemos. Y hagamos
como este cocuyo irradiar luz a otros, hacer felices a otros… con ello seremos
felices también.
Otra cosa que
aprendimos con nuestro escritor de la semana fue su amor a su entorno, como en
su cuento los personajes son propios de allá en su querida Sanare/ Lara,
jabillos, cocuyos, ardillas, azulejos, cielos estrellados, aprendamos de él a
escribir sobre nuestros entornos, donde quiera que nacimos o donde quiera que
hemos decidido echar raíces y frutos, en otras tierras que nos abren sus brazos
como una madre amorosa que nos da amor y cobijo.
No se pudo realizar la
actividad para los alumnos de 5to y 6to grado porque esta escuela tenía
previamente programado una actividad en honor al Presidente Hugo Rafael Chávez
Frías, en el resto de la mañana.
Hasta la próxima cara
de alegría en los niños cuando alguien de REGALANDO PASIÓN POR LA LECTURA los visite… Hasta
la próxima lectura… Hasta el nuevo aprendizaje que ella les brinde… Hasta la
nueva motivación.
Agradecemos a los amigos del Profesor Renato Agagliate dejar sus comentarios en este Blogger.
por el emai funsohiasa@gmail.com.